miércoles, 27 de febrero de 2008

Una pequeña historia por Enywen

Décimotercer relato recibido

Título: Una pequeña historia
Autor: Enywen

Una pequeña historia


En medio de la ciudad hay una casita. Pequeña, de tres pisos. Encerrada entre dos grandes y altos edificios de oficinas y frente a una gran avenida. Conserva el aroma de tiempos ya pasados y eras que ya no volverían, de recuerdos y sucesos que perdidos en la memoria se encuentran.
En medio de la ciudad se encuentra una pequeña casita. En la parte de atrás un cuidado jardincillo, en la de delante una tintineante bombilla. La puerta está pintada de blanco, de azul el ladrillo. A través de los marcos de las ventanas se ven bordadas cortinas.
En medio de la ciudad hay una casita, en ella se oyen continuos maullidos. No hay uno, ni dos, ni tres gatos. Hay cien, ni uno más ni uno menos. Blancos, negros y grises. Anaranjados y atigresados. De mil colores y combinaciones. Aunque pueda parecer increíble, no hay dos iguales.
En medio de la ciudad hay una pequeña casita. En ella vive una mujer mayor con gran compañía. En la parte de arriba se encuentran las hembras, en la de en medio los machos, ella en la de más abajo. Cuando es la hora de la comida todos se reúnen en la cocina. La mujer no tiene que llamarles: con un leve silbido los cien mininos van a su lado. Ella les contempla con gran alegría.
En medio de la ciudad vive una anciana con cien gatos de compañía. Pero ella no es la dueña de la vivienda: son los mininos los amos. Mientras sean cien, ni uno más ni uno menos, la casita será suya. Ellos van, ellos vienen y, aunque el tiempo pase y no se detenga, ellos siempre son los mismos.
En medio de la ciudad hay una casita donde habitan cien gatos y una mujer de gran edad. Pero hoy no es un día como los demás, hoy la mujer les ha mirado de forma extraña mientras les observaba comer. Ellos, los gatos, lo han notado puesto que todas las cabezas y colas han levantado expectantes. En sus ojos se podía adivinar una escondida emoción. Ven a la mujer llevarse las manos al pecho tras un leve gesto de despedida. Mañana se dirá en el cementerio que nunca se habían visto tantos gatos reunidos alrededor de una tumba. Mañana se dirá que en la ciudad nunca se habían escuchado tantos lamentos nocturnos.
Al medio de la ciudad ha llegado una joven con un embarazo avanzado. Se encuentra frente a una pequeña casita. En sus manos se encuentra una carta escrita con manos temblorosas de una anciana. Alza la mano para llamar a la puerta pero ésta se encuentra entreabierta. Da un paso adelante y un gato se le acerca. Ella se agacha y le acaricia. Después de él viene el resto.
En medio de la ciudad hay una casita. Pequeña, de tres pisos. Encerrada entre dos grandes y altos edificios de oficinas y frente a una gran avenida. Conserva el aroma de tiempos ya pasados, eras que ya no volverían, de recuerdos y sucesos que perdidos en la memoria se encuentran y, también ahora, de un futuro que ahora se acerca.