lunes, 7 de abril de 2008

Me está mirando

La cojo, la llevo a la cama, la abrazo, y empiezo a tocarla. Despacio al principio, y suave. Más rápido y fuerte, después. Durante unos minutos, sólo somos ella, yo, y su olor a palosanto y cedro. Y el tacto suave de su caja, el de su mástil, más duro y áspero el del diapasón. Y la música, la música que brota de sus cuerdas, cálida y melosa.

Luiszama