miércoles, 4 de junio de 2008

Animación suspendida (II)

Aquí os dejo la segunda parte del relato, aún falta otra más. Podéis leer el primer post aquí


Animación suspendida

Aburrida, ojeo el comic de un jeviata; es de Manara, el italiano dibujatetas ese que tanto le gustaba a mi ex, recién sacadito de una peli de Andrés Pajares:


Es muy fácil no hacer nada y decir "puñeta, no hacemos nada", y cabrearse con todos y decir "yo estoy más cabreado que tú" y... El caso es que la historia era bastante buena y podía resultar, en cierto modo, bastante divertida. Pero, coño, a ver que puedes hacer... te plantan al lado uno que controla toda tu labor; la protagonista no aparece; te meten en un lío sin dignarse a decir lo que tienes que hacer... ¡no sé!, así no tienes fuerzas para seguir adelante!, y luego dicen aventura, aventura... ¡pero qué aventura coño!1

Mi aventura murió muchos kilómetros al norte, hace ya tres años, cuando hervíamos la Erasmus con el agua de los macarrones. No me molesté ni en acabar el curso, compré un pasaje, cogí mis maletas y ya estaba saliendo por la puerta cuando llegaste al piso antes de tiempo. Te veo entrar en la cafetería y acercarte, mirándome con la sonrisa incrédula de entonces. Con ese aire ausente tan tuyo, como de aparecido, ahora repites exactamente las mismas palabras...

-¿Qué pasó?

¿qué pasó, maldito cretino?

-Andá, mira quién se ha dignado a venir …

¡qué pasó!

-...pero no te quedes ahí plantado, siéntate hombre, siéntate.

¡Cómo tienes la cara de presentarte y decir
“¿qué pasó, qué pasó?”!

Me largo, lo sabes de sobra

-pero cuéntame, ¿cuánto tiempo no? ¿qué haces por aquí?
-Un poco de todo, ya sabes... la familia, los amigos, desconectar...

¡y no me llames!

-No me llamaste
-Venga mujer, intenta comprenderlo, tú, ya sabes...
-Déjalo Luis, no te amargues


¿Qué no se amargara?. Maldita sea. No entendía nada.
El mundo normal distaba media hora a un volante robado, tras un sueño volátil. Demasiado tiempo... no le había dicho que iría a verla porque aún trataba inútilmente de convencerse para no hacerlo. Fue el último en salir del avión: ninguna azafata le esperaba en la puerta. Cruzó el túnel hacia la terminal: Nadie. Tampoco en facturación, ni el parking, la parada, la base... en ninguna parte. La gente simplemente había desaparecido, como en aquella película de Amenábar.
¿Y si todo era un sueño? ¿habría chocado el avión y estaba muerto? Saltó desde un banco y agitó los brazos rápidamente, como para echarse a volar... se sintió como un imbécil y casi se tuerce el tobillo.
Todo aquello era muy, pero que muy raro... tenía que hablar con Cristina.

Kitty1988 era una habitual del foro canarionesinlondon que lo esperaba en Las Palmas, habían hecho buenas migas, ella pensaba emigrar en breve y quería algunos consejos...

- ¿Sí?
-¿Cristina?
-Si soy yo, dime
-¡Gracias a Dios!, Kitty, no te vas a creer lo que me ha pasado...
-... ... ...
-¿Kitty?

El asombro es un sentimiento extraño, volátil... una vez pasado el punto de no retorno queda consumido por una especie de resignación fatalista, un dejarse llevar por pura inercia. Cruzó la ciudad fantasma, dejando atrás calles desiertas y paisajes urbanos en descomposición. Llegó a la facultad sabiendo que no vería a nadie.
Pero allí estaba ella, tomándose un café tranquilamente en medio de la cafetería abandonada. Ya se podía estar esfumando el universo.
¿Se había vuelto loco? ¿debería decírselo? ¿y si se reía de él? Ya habían empezado con mal pie. Mejor dejarlo estar y fingir ver trajes en el aire.

Mr Sandman, give me a dream...

-¿qué cantas?
-Nada, perdona, sólo pensaba
-¿en qué?
-Bueno, no sé, ilusiones, ya sabes. Las cosas nunca son como te las esperas.
-¡Ajá! entonces eres platónico, no lo niegues
-Bueno, sí, supongo...
-¿Sabías que ese tío era un facha de cuidado?- El odioso bípedo desplumado se convierte de repente en un socorridísimo tema de conversación. Hago gala de mi recién adquirido bagaje cultural y, en el afán de impresionarte, incluso parece que me gusta. Tiene que gustarme...

-Adoro la carrera, sí, sí, me va genial, este parcial lo dejé para estudiar con calma y sacar nota en junio, paso de ir de mediocre por la vida ¿sabes?. ¿El trabajo?, oh, sí, bueno, algo para ir tirando, sólo hasta que acabe, sin horarios fijos, sin complicaciones ni responsabilidades, prefiero centrarme en otras cosas. No, no tengo novio, ¡pero porque no quiero!, no te vayas a creer, comparto piso con tres amigas fantásticas, de fiesta todos los días... chico, que quieres que te diga, vivir sola es taan aburrido... ¡Por supuesto que estoy guapa!, ¡faltaría más!, mira, he adelgazado y todo, pero sin dietas ni marujadas de esas eh?, ¿estrés?, ¿yo?, ninguno, para nada, tú estás loco. Todo me va muy, pero que muy bien.

Como la seda.

Pasan las horas, o al menos lo que debieran ser horas en un espacio inmutable. Él no parece afectado por el museo de cera que nos rodea. Tan tranquilo, como si fuera cosa de todos los días... siempre estuvo un poco chalado, lo dejo estar. El día que no avanza es demasiado bonito para perderlo en chorradas.

Continuará...

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1 Las aventuras africanas de Giuseppe Bergman. Milo Manara