lunes, 9 de febrero de 2009

La librería

- Perdone, estoy buscando dos horas de felicidad.
- Cómo no, al final de la estantería de la derecha, quinta balda, tercer libro.

Así, en esta librería, los clientes preguntan por remedios para la soledad, entretenimientos para tardes lluviosas, viajes a la luna ida y vuelta, aventuras en el desierto, citas con príncipes o princesas, misterios inexplicables, sonrisas en viñetas. El librero siempre sabe exactamente lo que necesitan y dónde lo pueden encontrar.

Un día entra una muchacha, cliente habitual en las últimas semanas.

- Disculpa, estoy buscando el amor de mi vida.
- Justo enfrente de ti, detrás del mostrador, bajo un jersey de rayas.