jueves, 12 de marzo de 2009

ACCIDENTADO VIAJE EN AUTOBÚS

.
Es un día soleado aunque de rayos ténues. Apenas noto el calor en el cristal, el suficiente para sentir su efecto ensoñecedor. Tras un duro día volando de un lugar a otro es imposible no caer en la tentación, mi cabeza cae milímetro a milímetro, segundo a segundo. ¿Qué es lo que me produce este bienestar? ¿los rayos de sol? ¿o el leve movimiento de mi alrededor?
Al cielo azul le van ganando los tonos anaranjados y rojizos. El día termina y las aventuras acaban por hoy, ¡¿o eso es lo que pensaba?! Oh… ¿por qué mi culo se ha estampado contra el cristal? Quizá no haya sido lo más acertado volver a casa en autobús. ¡Vaya frenazo!
¡Ah! ¿Quién ha apagado la luz? ¡No puede ser que ya se haya hecho de noche! ¡Si hace un rato tenía el sol enfrente! Otro frenazo ha provocado que me cuele por la ranura que hay entre el cristal y el plástico que lo sujeta. Me siento presionada aquí dentro pero creo que ha sido el golpe, no me costará salir.
Vaya… ¿qué es eso que brilla? Tras sacar la lengua descubro que es polvo grasiento, ya podría haber sido un trocito de caramelo que se le hubiese caído a alguien. De todos modos no pensaba comer nada hasta la hora de cenar y más ahora que estamos en invierno, se trabaja menos y los kilos se asientan.
A duras penas salgo de mi agujero y encuentro un par de ojos enormes acechándome. ¡Qué pasa señora! ¡¿Nunca ha visto tropezar a una mosca?! No acabo de encontrar el equilibrio que un manotazo de la señora me estampa contra el asiento de enfrente. ¡Qué falta de respeto! ¿Me meto yo con usted? Decido irme más hacia atrás, justo detrás del asiento de la señora maleducada que está vacío, seguro que aquí nadie me molesta.
Unos minutos de tranquilidad y un nuevo frenazo. Éste me impulsa hacia delante, mi vida y la de la señora desagradable vuelven a cruzarse, pero esta vez me siento enredada por una apestosa pelambrera, ¡¿pero qué hace con tirantes en pleno invierno?! ¡señora, dúchese! ¡me ahogo! Un nuevo manotazo me devuelve a mi posición original.
Parece que me estoy quedando dormida cuando aparece una señora con un bebé en brazos, qué carita más simpática y ¡ay, qué manos más largas! “¡Caca!” le dice la supuesta madre al mismo tiempo que todo se vuelve oscuro y me veo rodeada de babas. “¡Oiga, que yo soy muy limpia, es por la señora de delante que le canta la sobaquera!” le digo mientras su dedo me arrastra hacia la luz.
Sin dudarlo, bajo en la siguiente parada. Lo que queda de camino prefiero hacerlo volando, no tengo ganas de saber qué más puede depararme el futuro en este autobús. Además así me seco y me ventilo un poco, que con todo lo que me ha caído encima, ¡cualquiera duerme!
.
La cabra loca

MI AMIGA

.
Su color es blanco, blanco como el invierno, como la flor del almendro, como la inocencia. Su mirada es blanca, blanco su corazón, blancas las palabras que brotan de su blanca boca.

Es olor a mar salado, a salitre, un olor natural, refrescante y relajante; olor a playa, a verano, a vacaciones, a descanso.

Suena a guitarra española, a suaves acordes con notas agudas, a dueto de cuerdas que hace tiempo tocábamos los dos.
.
Quisquilla