Día 23 de abril. Ha quedado con Laura en la Gran Vía a las ocho de la tarde, y le lleva una rosa. ¿Qué le regalará ella? ¿Tal vez el último de Jordi Sierra i Fabra?
Qué raro, son las ocho y cuarto y todavía no ha llegado. No es propio de ella. ¿Tal vez el último de Zafón?
Le llama al móvil a y media. “Apagado o fuera de cobertura”. Se habrá retrasado y estará en el metro. ¿Igual un cómic de Superlópez?
A las nueve vuelve a llamar. Nada. Ya preocupado, llama a su casa. Contesta su madre, que no sabe nada, que salió de casa a la tarde.
Cerca de las nueve y media, cuando ya se iba a marchar, recibe una llamada de la madre de Laura. Toda llorosa, le cuenta que ha tenido un accidente... La noche de Sant Jordi la pasarán en el hospital.
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Luiszama. Presentado al concurso de microrrelatos de la FNAC con poco éxito.
sábado, 21 de junio de 2008
Noche de Sant Jordi
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3 comentarios:
Un accident, vale, sí... Pero, ¿se ha preguntado el protagonista qué hacía su novia subida en una moto? (ella, que siempre decía que odiaba las motos).
Y, ya puestos a preguntar, ¿quién demonios es ese tío del piercing en la ceja y la cabeza vendada que estaba esperando a que ella saliera del quirófano? (una pierna rota por dos sitios, pobrecita). Un amigo, dijo. ¿Un amigo, y él no conocía ni su nombre después de un año saliendo con ella?
Pues yo la defiendo... el amigo la estaba acercando en moto porque si no no llegaba a tiempo. Se habían conocido hace cuatro días y por eso él no lo conocía. Mal pensados
Ay, qué bonito es el amor, que confunde hasta los puntos cardinales. ¿Acercándola? Pero si iban camino de Burgos...
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